Retrato de Gaby
Mueve los ojos rápido. Su boina de medio lado, trata de ocultarlos. No lo logra. Son pequeños. Están semi-abiertos con la expresión de muchas noches de sudor y poco sueño. En su nuca, un rizo. Sólo uno que se escapa de la boina y chorrea como susurro detrás de su cuello.
Aprieta los labios, como conteniendo un millón de secretos. Son rosados, pero del rosado que hace unas horas pudo haber sido rojo.
La boina también esconde la mitad de sus orejas, para que no entren más secretos de los que no deja salir.
Lleva los lentes, de pasta gruesa y oscura. Detrás, curiosean los ojos.
Hoy se vistió de pentagrama. Se puso la t-shirt blanca, repleta de símbolos musicales, para armonizar mientras camina. No es muy ajustada. Tampoco muy suelta. Lo suficiente para insinuar sus pechos juguetones. Quizás, ellos también tienen algo que esconder.
Aprieta los labios, como conteniendo un millón de secretos. Son rosados, pero del rosado que hace unas horas pudo haber sido rojo.
La boina también esconde la mitad de sus orejas, para que no entren más secretos de los que no deja salir.
Lleva los lentes, de pasta gruesa y oscura. Detrás, curiosean los ojos.
Hoy se vistió de pentagrama. Se puso la t-shirt blanca, repleta de símbolos musicales, para armonizar mientras camina. No es muy ajustada. Tampoco muy suelta. Lo suficiente para insinuar sus pechos juguetones. Quizás, ellos también tienen algo que esconder.
-A Gabriela María Camacho Negrón
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