tacto
Tu dedo en mis sienes
cansadas de mordidas,
anhelantes de tu seda
y del pincel de tu boca.
Explora, palpa, seduce,
quema con agua vidriosa
y suaviza el carbón
que empezaba a ahogarme lento.
Tus ojos, mis ojos
el camino que dibujamos entre ellos,
mientras caían gotas
que arrancaban la sábana
que arropa tu ventana.
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