Cucaracha

La ves caminar a pasos cortos, pero rápidos. Sabes que esas patitas, que no son más gruesas que un palillo de dientes, han estado en todas partes. De seguro, hasta se paseó por tus pies, -o alguna otra parte del cuerpo-, mientras dormías. La persigues con sigilo porque sabes que en algún momento la atraparás. Ruegas que no sea voladora. La arrinconas, buscas con los ojos cualquier arma que te pueda servir para acabar con ella. No hay ninguna. Te resignas, tienes que hacerlo y pronto. Levantas tu pie y en un segundo escuchas cómo todo su ser explota bajo tu zapato. Hace un ruido como el de una galleta cuando se rompe. Sientes sus entrañas esparcirse por tu suela y la levantas, sólo para confirmar que la mancha blancuzca y viscosa se quedó allí pegada en una masa amorfa, donde sólo reconoces sus alas. 

Comments

Popular Posts