hurto

Devuélvanme la noche

que quiero arroparme con ella,

con esos brazos de mar

que me inundaron las costas de carne.

Entréguenme la caricia

en una mansión de sábanas

porque no sé si me congelo

o el calor se fue con él. 

Márquenme el carimbo

que borró su labio roto,

su lengua erizo

que le hizo cosquillas a mi arena.

Me ha sido robada la música

sin tiempo para aprender la letra.

Los compases, los acordes

desfilaron por la espuma enmohecida.

Me arrebataron la poesía de su cuerpo

la brasa de sus manos,

las ganas de chocar de nuevo

sus olas de ébano en mi bahía. 

Ya ni el cacao me sabe a nada,

se derritió entre las sales

que escuecen el plomo de su oquedad.

Regrésenme a la medusa de su cama,

a sus ojos niños en su cuerpo viejo,

a la oscuridad del pecho

que ya no me sirve de almohada.

Exijo que el mar lo retorne,

porque yo nunca lo entregué,

porque quiero que me cuente

de princesas y amores 

anclándose en su sonrisa.

Devuélvanme la noche

que ya no tengo con qué arroparme.