en la orilla
Benda tus ojos salados
para que no cuelguen
destendidos de las nubes.
bendice el tsunami
que te vuelve capaz
de armar puentes con la lengua.
benera el tajo
que sangra los boleros
que zapateaste en un grao.
ben, Bén,
sentémonos a cortar
estrellas de mar
para coserte una sonrisa.
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